lunes, 9 de noviembre de 2009

Como lograr una buena convivencia


Acompañar y escuchar, es presencia, presencia que implica, según el educador brasileño Antonio Gomes Da Costa, Justificar a ambos lados
  • receptividad, apertura hacia el alumno, estar dispuesto a conocerlo y comprenderlo respetando su intimidad, su privacidad.
  • reciprocidad no basta con estar expectante, sino también en responder con actitudes, con palabras, con gestos,
  • compromiso que es la responsabilidad que se asume en relación con el otro, en este caso con el alumno.
Características que deben considerarse en la construcción - diseño y funcionamiento - de un sistema de convivencia en la escuela:
Requiere de un trabajo compartido para elaborarlo y sostenerlo en su aplicación.
La propuesta inicial de construir un sistema de convivencia en la escuela, puede surgir como iniciativa de cualquier actor y/o grupo institucional. Pero la responsabilidad de instaurarlo en primera instancia, es de la conducción (equipo directivo / consejo asesor / etc.). Seguidamente esta propuesta se comparte con el resto de los adultos - docentes - y posteriormente con los alumnos. Se podrá constituir una comisión o consejo - por elección y/o delegación - con representantes de los distintos sectores, que será el responsable de planificar las diferentes acciones.
Cuando en una escuela se convoca a participar a todos para mejorar los vínculos y la vida institucional en general, se produce una gran movilización que se expresa a través de proyectos, actividades, diálogo, que obligan a concretarlo. Es ésta, una responsabilidad de la conducción de la escuela si desea emprender la construcción de un sistema de convivencia institucional.
Se construye día a día, es decir, que siempre está a prueba y nunca está terminado
Es conveniente y necesario planificar las distintas acciones, pero tener en cuenta que al llevarlas a la práctica podrán surgir variaciones, modificaciones, omisiones y alteraciones. Algunas imprevistas otras acordadas. Por eso es conveniente y necesario disponer de un tiempo para el seguimiento y la evaluación del desarrollo, que permita hacer las adecuaciones necesarias a las propuestas originales.

No hay recetas infalibles. Sólo se pueden hacer sugerencias y propuestas.
Las características de cada institución, su historia, sus integrantes, los recursos, los obstáculos, los modos en que circula la comunicación o se juega el poder, son ingredientes que, a la hora de poner en práctica las distintas acciones van a variar por completo el resultado del proyecto original. Lo verdaderamente "emocionante" de la propuesta es que cada experiencia es única e irrepetible, con la satisfacción de sus logros y la incertidumbre de sus riegos.
Hay que generar distintos momentos de encuentro y participación entre los actores institucionales, que permitan el diálogo, la reflexión, el debate.
Quizá sea éste uno de los aspectos más problemáticos, para resolver. Dado que en realidad son muy pocas las escuelas que cuentan con un "tiempo institucional" para dedicar al sistema de convivencia, será necesario considerar:
  • las características de cada institución educativa (cantidad de alumnos, de docentes, turnos de funcionamiento, etc.),
  • la existencia, adecuación y/o creación de los tiempos institucionales (no es lo mismo contar con la existencia de horas extraclase o tener que hacer la adecuación de los horarios de clase habituales, etc.),
  • la disponibilidad horaria de los actores en particular para compartir encuentros entre sí.
  • la disponibilidad y uso de los espacios existentes (escuelas que cuentan con salón de actos y/ o patios cubiertos, escuelas que sólo cuentan con algún Salón de Usos Múltiples). Esto incluye también los tiempos en que los mismos pueden ser utilizados.
Conviene aclarar que también hay un tiempo que cada institución necesita para ir haciéndose cargo de los “movimientos” que se han ido generando durante la construcción de su sistema de convivencia escolar; este tiempo no es el que consigna el calendario, sino una consecuencia del estilo o carácter institucional, que surge de la interrelación de los distintos aspectos señalados anteriormente.
Condiciones a tener en cuenta en la construcción de un sistema de convivencia en la escuela:
Responder a necesidades institucionales.
Con esto deseo expresar, que tendrá mayor adhesión de los actores todo proyecto, programa o actividad que atienda las necesidades reconocidas por la comunidad escolar en su conjunto.
Proponer actividades y acciones factibles de realización según las condiciones (posibilidades y límites) de cada escuela.
Muchas propuestas fracasan, pues no se toman en cuenta los recursos necesarios para afrontarlos, o caso contrario, porque no se consideran los recursos que se poseen.
Organizar en detalle las distintas actividades.
Esto suena como "obvio o ya dicho", de hecho lo es, pero cuando se organizan distintas acciones se tienden a dar por "sobrentendido" una serie de cuestiones, que, al no quedar explicitadas arruinan la actividad.
Organización, se refiere no sólo a espacios, muebles y materiales, sino también a las tareas (funciones y responsabilidades) que deben cumplirse para un adecuado desarrollo. A posteriori, designar los actores que serán responsables de cumplimentar estas tareas.
Elaborar las normas de procedimiento:
Muchas situaciones conflictivas que interfieren y afectan el funcionamiento del sistema de convivencia institucional, se generan o se agravan cuando se interrumpen, alteran o no se cumplen los procedimientos adecuados. El sistema como tal está estructurado como una "organización", en la que cada parte está ligada al todo y cualquier alteración, en una de ellas, afecta a las demás.
Todo programa que se implementa presenta inconvenientes; en tanto puedan ser reconocidos y trabajados, generarán aprendizaje. Para ello es conveniente incluir, entre los procedimientos, períodos de prueba que cuenten con espacios y tiempos para realizar las evaluaciones y adecuaciones necesarias.
La participación de los distintos estamentos en la vida escolar
La escuela debiera organizarse orientada al fortalecimiento de la identidad y los niveles de pertenencia colectiva, así todos podrían sentirse vinculados al proyecto escolar común, su proyecto educativo institucional. De este modo los distintos estamentos se comprometen en la obtención de metas colectivas, donde el diálogo es el vehículo de solución de los conflictos, que se van presentando en el desarrollo del proyecto común. Esto sería muy difícil de lograr sin conocer la realidad de la escuela y de su contexto. Y el contexto se descubre escuchando a las personas que habitan y han vivido en éste: niños, apoderados y trabajadores de la educación.
La escuela debiera aprender de su contexto. La escuela forma parte de un ecosistema educativo y social dinámico. De ahí la importancia que esta característica integradora del proyecto educativo institucional.