lunes, 9 de noviembre de 2009

Comportamiento Antisocial en los Centros Escolares


  • Disrupción en las aulas. Se refiere a las acciones que interrumpen el ritmo de las clases. Generalmente las disrupciones tienen como protagonistas a alumnos molestos que con sus comentarios, risas, juegos, movimientos, etc., ajenos al proceso de enseñanza - aprendizaje impiden o dificultan la labor educativa. Se trata de una cuestión que preocupa aun buen número de profesores de todos los niveles.
  • Indisciplina (conflictos entre profesorado y alumnado). A veces se producen graves desórdenes de la vida en las aulas que constituyen un serio problema escolar: incumplimiento de tareas, retrasos injustificados, falta de reconocimiento de la autoridad del profesor, etc. En ocasiones, incluso, se llega al desafío, la amenaza y la agresión, del alumno al profesor o a la inversa. Estos problemas de indisciplina suponen un grado de conflicto mayor que las conductas disruptivas.
  • Maltrato entre compañeros («bullying»). Este término se utiliza para designar los procesos de intimidación y victimización entre pares o, lo que es igual, entre compañeros de aula o de centro. Olweus (1998, 24-26) habla de «mobbing» para referirse a las amenazas y acoso entre pares. Este concepto incluye tanto la situación en que un individuo particular hostiga a otro, aquélla en que el responsable de la agresión es todo un grupo. Para este mismo autor, no Ortega (1996, 246-247), a partir de estudios propios, señala que las relaciones de maltrato entre compañeros afectan a un porcentaje que oscila entre el 5 y el 25% de los alumnos y que se da con más frecuencia en los propios centros escolares (salón de clase, patios, etc.)que en la calle. Estos problemas avergúenzan a las víctimas, lo que les lleva a guardar silencio y a prolongar su sufrimiento. Aunque otros escolares conozcan esta realidad del maltrato y victimización de sus compañeros no suelen hacer nada para evitarla, ya sea porque no saben o porque creen que no les concierne,
  • Vandalismo y daños materiales. Una visita a algunos centros escolares nos permitiría ver el alcance del espíritu de destrucción que guía a algunos alumnos: mesas, cristales, paredes y armarios destrozados; grafitos obscenos, amenazantes o insultantes; quema de libros; etc. La«espectacularidad» o expresividad de estas conductas explica en parte su capacidad para reclamar la atención de la opinión pública, al tiempo que se convierten en demostración de fuerza de los «actores». En entornos ideologizados —como sucede sobre todo en algunos grupos de adolescentes hábilmente manipulados— cumplen también una función reivindicativa, amendrentadora y subversiva.
  • Violencia física (agresiones, extorsiones, etc.). Aun siendo grave el deterioro de material más entidad tiene la violencia que se ejerce contra las personas. Se ha detectado, en este sentido, un alarmante incremento de armas de todo tipo y de episodios de extrema violencia en los centros escolares que han llevado a tomar medidas drásticas (detectores de metales, vigilantes de seguridad, cámaras, presencia policial en las proximidades, etc.) en las escuelas de algunos países se debe hablar de ‘acoso’ o de ‘agresión intimidatoria’ («bullying») cuando dos alumnos de edad y fuerza similares riñen o se pelean. El «bullying» conlleva un desequilibrio de poder; en conde el escolar queda expuesto a las acciones negativas tiene dificultad para defenderse. En relación a esta cuestión, es interesante señalar que están surgiendo algunos instrumentos para detectar la agresividad entre escolares, por ejemplo, el test Bull-S (dirigido tanto a los profesores como a los alumnos) elaborado hace años por Cerezo y que, según nos dice la propia autora (2001, 79), es tina herramienta válida para la detección, medida y valoración de las situaciones de violencia entre escolares a partir del análisis de las características socioafectivas del grupo y la percepción que tienen sus miembros de las relaciones interpersonales y, sobre todo, de la agresión y victimización entre iguales y Agresión sexual. Hay pocos datos sobre este problema que habitualmente pasa inadvertido. Es un tipo de violencia «invisible» que sufre más la población femenina que la masculina y que, por lo común, se concreta en hostigamientos, tocamientos y, en menor medida, en violaciones.
  • A las modalidades de comportamiento antisocial mencionadas, Moreno y Torrego (1999, 7) añaden otras: absentismo escolar, copiar en los exámenes, plagio de trabajos, etc. Por mi parte, me parece necesario incluir entre los comportamientos antisociales en los centros escolares los que producen discriminación u otras formas de maltrato a personas o grupos por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.
  • Conflicto multicultural: En primer lugar, hay que insistir en que los que tenemos la experiencia, como alumnos y profesores, de compartir las aulas con personas de diferente nacionalidad, raza o religión, sabemos cuán enriquecedora es para todos esta convivencia, porque desde una actitud abierta se favorece el conocimiento y respeto mutuos, al igual que el intercambio cultural, lo que revierte muy positivamente en la formación, tanto a nivel intelectual como afectivo. Desde mi punto de vista, entre los factores explicativos del «conflicto multicultural» en la escuela hay que señalar los siguientes:
  • La existencia de prejuicios hacia otros grupos culturales. Son frecuentes las visiones rígidas y distorsionadas (estereotipos) que llevan a«explicar» la conducta de los otros.
  • Hay dificultades de comunicación cuando no se conoce el idioma o cuando no se comprenden los valores, actitudes y costumbres de las personas con las que se comparte espacio y tiempo.
  • Se ve a la persona de la otra cultura como una amenaza a la propia posición.
  • Asimetría de poder, que puede llevar a la prepotencia de algunos y a la exclusión e indefensión de otros. Como señala el colectivo Amani (1996, 217), al entender la realidad multicultural corno conflicto hallamos grupos de personas con distinto poder y diferentes oportunidades de acceso a éste, lo que conlleva que en la aspiración a adquirir recursos no están en igualdad de condiciones y que los símbolos y los códigos de comunicación se imponen desde la parte más fuerte.